jueves, 23 de diciembre de 2010

El Puente del Diablo y la isla de La Horadada: dos símbolos de Santander

El pasado mes de noviembre se produjo el derrumbe del Puente del Diablo. Con el arco de la isla de La Horadada son ya dos los símbolos del paisaje de la costa de Santander que han desaparecido en los últimos cinco años. La erosión de las olas y el viento han sido las causas principales del derrumbe, aunque los grandes temporales que suelen azotar la costa cantábrica contribuyeron de forma notable a su final. Fue el último temporal de esos días el que dio la puntilla a algo que se veía venir desde hace tiempo. Zona muy frecuentada con fines lúdico-recreativos, era muy normal ver a gente paseando por este tramo de costa.

El Puente del Diablo cuando era un apacible lugar de paseo

El Puente del Diablo, llamado también del Jorao, era uno de los monumentos naturales más queridos de Santander. Es muy difícil saber si se hubiera podido haber evitado. La Universidad de Cantabria, como los propios vecinos de la zona, hace años que había dado la voz de alarma sobre el peligro en que se encontraba este lugar tan emblemático e, incluso, existía un proyecto de conservación redactado por la Demarcación de Costas que, después de ser aprobado por el Ayuntamiento, había quedado paralizado sin más explicaciones en el año 2007. Fueron muchos los expertos que alertaron sobre la urgencia de actuar con rapidez, ya que a las causas naturales de la erosión se le se estaba uniendo la “negligencia humana”, con la práctica en su superficie de actividades como el motocross que en modo alguno ayudaban a su conservación, sin olvidar la pasividad de la Administración en todo este proceso.

Desde hace más de treinta años este arco natural, tan llamativo como raro, al que siempre se le ha dado un significado simbólico, estaba catalogado como punto geológico singular. El historiador, y antiguo director del Museo Marítimo, José Luis Casado Soto, ya en el año 2001 lo calificaba como «el más destacado y llamativo accidente orográfico de los que adornan los altos acantilados de Cantabria y el más notable de todos los de la abrupta costa oceánica del municipio de Santander».


El Puente del Diablo después del derrumbe producido en el mes de noviembre de 2010

El Puente del Diablo siempre ha sido relacionado con el “territorio del diablo”. No tiene una leyenda como en el caso de la isla de La Horadada, que era una roca “santificada, pero a partir del siglo XIX algunos cuentos se inspiraron en este lugar tan duro y peligroso y fueron transmitidos a la memoria colectiva de los santanderinos.

El arco de la isla de La Horadada, el primero de los dos símbolos desaparecidos, fue también víctima de un derrumbe similar al del Puente del Diablo en enero del año 2005. Esta formación rocosa que emerge frente a la península de La Magdalena siempre estuvo expuesta a mareas y tempestades. Después de un temporal, el arco natural de este pequeño islote situado en la entrada de la Bahía de Santander, quedó partido por la mitad. Su existencia sería un hecho intranscendente de no ser por su estratégico emplazamiento: tiene un pequeño faro que sirve de aviso para la navegación, y la forma caprichosa del arco que la tradición ha relacionado con la leyenda de los Mártires San Emeterio y San Celedonio, patronos de la ciudad de Santander.


El arco de la Horadada con los pinares del palacio de La Magdalena al fondo

Cuenta la leyenda que cuando cortaron las cabezas a los mártires cristianos San Emeterio y San Celedonio en la ciudad romana de Calagurris (Calahorra), éstas fueron arrojadas al río Ebro y tras un largo viaje en un barco de piedra dieron la vuelta a España por el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico hasta llegar a la bahía de Santander. Dicen que la barca de piedra chocó contra la roca y así se formó el túnel o arco que le dio nombre: La Horadada. Otra leyenda narra que al doblar la península de La Magdalena estuvieron a punto de chocar con un islote que inmediatamente se abrió dejando paso a la extraña nave. A raíz de estos sucesos se fundó un monasterio, que más tarde sería la futura Catedral de Santander, donde desde entonces reposan las cabezas de los mártires y se les honra como Patronos de la ciudad.


La isla de La Horadada sin el arco derrumbado en enero de 2005

Tras el derrumbe del arco, el Ayuntamiento de Santander mostró interés en estudiar su posible reconstrucción y se desarrolló un proyecto de investigación. En un principio se pensó en la reconstrucción pero el presupuesto estimado en unos 200000 € provocó que los ciudadanos criticasen con gran dureza esta posible asignación. No entendían que se dedicase una cantidad tan importante a una reparación que no tenía todas las garantías de ir a “buen puerto”, y nunca mejor dicho, habiendo cosas más importantes pendientes de resolver.

Al día de hoy, la realidad es que los dos proyectos duermen el “sueño de los justos” y la costa de Santander ha perdido dos de sus paisajes de referencia.

domingo, 21 de noviembre de 2010

De Reinosa hasta la playa de Arija bordeando el pantano del Ebro

Reinosa, cuando llega el verano, tiene rutas cercanas muy atractivas para el esparcimiento y disfrute del tiempo libre. Si además se quiere tomar un baño refrescante, el pantano del Ebro y el río Hijar son dos alternativas interesantes. En nuestro post “El verano en Reinosa. Desde Villacantid a Riaño” hablamos de las bondades de algunos lugares por los que pasa el río Hijar. Hoy, cambiaremos de dirección y nos iremos por la ruta que bordea al pantano del Ebro hasta llegar a la playa de Arija.


Aparte de Santander y su playa de “El Sardinero”, que suele ser siempre la más visitada, tanto la playa de Arija, como la de Aguilar de Campoo, han sido lugares muy frecuentados por las gentes de Reinosa. Su cercanía y la belleza de los parajes a lo largo de su recorrido merecen una breve exposición.

Arija es un pueblo muy conocido por sus arenales que, a las orillas del pantano del Ebro, forman playas espléndidas de arena fina y blanca muy visitadas en verano. Se encuentra a 20 Km. de Reinosa y la corta distancia es un aliciente para programar una tarde de paseo por una ruta que ofrece lugares muy interesantes. Aparte de su playa natural, Arija tiene otros complementos para divertimento de jóvenes y mayores, entre ellos: la práctica deportiva de actividades acuáticas como el windsurf, vela, o piragüismo, la pesca, senderismo, bici de montaña, etc. Además, a la misma orilla del pantano nos podemos encontrar con cigüeñas blancas, patos, garzas y otras especies, conviviendo en un ecosistema que está declarado Reserva Nacional de Aves Acuáticas.


La historia reciente de Arija está muy ligada a la fábrica de “Cristalería Española” instalada en el año 1.906 y verdadero impulsor de la comarca durante muchos años. Mucha gente no sabe que fue en Arija donde el grupo francés Saint-Gobain, uno de los fabricantes de vidrio más importantes del mundo, construyó su primera fábrica en España, llegando a tener más de 1.000 personas en plantilla. El pueblo gozó de una época de gran esplendor económico y social con mucha gente venida de otros lugares que se incorporaron con rapidez a la vida y costumbres de la zona. Por desgracia, la fábrica cerró sus puertas en el año 1953, cuando parte de sus instalaciones quedaron bajo las aguas del recién construido pantano del Ebro, provocando un éxodo masivo de trabajadores a otras factorías del grupo. La mayoría se trasladó a su nueva fábrica en Avilés, en especial las personas que ocupaban puestos y misiones de cierta responsabilidad o eran especialistas en técnicas vidrieras. En la actualidad su población ha disminuido mucho y ronda los 500 habitantes.

El camino más corto para llegar a Arija desde Reinosa es el que bordea el pantano del Ebro, pasando por Bolmir, Arroyo, Las Rozas de Valdearroyo, Bimón y otros pueblos muy bonitos situados a lo largo del camino, de los que a continuación daremos unas pequeñas pinceladas.

Al poco de salir de Reinosa, una vez pasado Bolmir, en su primera desviación a la derecha, se encuentra Retortillo, lugar en el que es necesario hacer un alto en el camino para visitar las ruinas de Julióbriga, el asentamiento romano más importante de toda Cantabria.

Las excavaciones de este importante yacimiento solo han sacado a la luz un cinco por ciento de lo que fue una ciudad de al menos 20 hectáreas y que se supone llegó a tener más de diez mil habitantes. El propio pueblo de Retortillo está asentado sobre las ruinas, e incluso su iglesia románica de Santa María se levantó en el siglo XII sobre lo que debió ser el edificio de un foro romano, en el centro de la ciudad. Existen tres zonas principales, pero quizás la más importante sea la llamada “La Llanuca”, ubicada al poco de pasar la iglesia y donde se pueden contemplar seis pilastras pertenecientes a una casa de la nobleza con varias habitaciones. Al lado, se encuentra otra casa similar, ambas con un patio central, y recorridas por una calle porticada que pudo haber sido la vía principal de tránsito. Los restos de esta ciudad de Julióbriga fueron declarados Bien de Interés Cultural en 1985.

Los habitantes de Retortillo suelen tener a gala citar a Corocotta, un valiente caudillo de los pueblos cántabros que, refugiados en las montañas, opusieron gran resistencia a la invasión romana. Según la tradición, el emperador Augusto ofreció 200.000 sestercios por la entrega de Corocotta quien, haciendo honor a su valentía, se presentó ante el él exigiendo para sí la recompensa. Cuentan que Augusto, sorprendido, le entregó el dinero y le dejó marchar en libertad. Actualmente, la figura de Corocotta es uno de los símbolos culturales y turísticos de Cantabria. En muchos pueblos se pueden encontrar colgantes y recuerdos del caudillo cántabro y su venta suele ir acompañada de una pequeña leyenda escrita acerca de su historia y su fiero carácter y destreza con las armas.

Reanudamos la marcha y, a mitad del recorrido, nos encontramos con otra parada obligada en el municipio de Las Rozas de Valdearroyo. En el pueblo de Arroyo, podemos ver la presa del embalse, verdadera obra de ingeniería construida en el año 1952, y un poco más adelante sobresale en medio de las aguas del pantano, de forma sorprendente, la torre de la iglesia de Villanueva.


Durante la construcción del pantano del Ebro siete pueblos quedaron anegados por las aguas, varios pertenecientes a este municipio. Emergiendo de uno ellos, aparece una de las estampas más conocidas y verdadero emblema de la zona: la torre de la antigua iglesia de Villanueva. También conocida como “La Catedral de los Peces”, tiene tres alturas con forma octogonal y está construida con piedra de sillería. Por una pasarela de madera que hace de puente se puede llegar a su interior y a través de una escalinata acceder hasta el campanario, lo único que aún queda en pie y que se ha convertido en un perfecto mirador y admirador de todo el pantano. En ocasiones, en épocas de gran sequía, cuando el nivel de las aguas está muy bajo, se puede ver o imaginar lo que en su día fue una verdadera obra de arte.


En ruta de nuevo, y con ganas de llegar a nuestro destino, ponemos rumbo a Arija, final del viaje, no sin antes contemplar las hermosas vistas que el monte Hijedo nos ofrece desde el coche, uno de los más extensos bosques de Cantabria, ideal para practicar bici de montaña o senderismo por un entorno maravilloso. Ya en Arija nos espera la playa y un baño más que merecido, y si se tienen niños pequeños, el lugar perfecto para desconectar y disfrutar de una buena tarde con el sol y el agua de fieles compañeros.

martes, 7 de septiembre de 2010

El cubo de Rubik y el algoritmo de Dios


Hace pocas fechas ha sido noticia el famoso cubo de Rubik por haberse descubierto el denominado “algoritmo de Dios”. Una buena ocasión para hacer un poco de historia sobre un rompecabezas con el que casi todos hemos intentado alguna vez hacer coincidir los colores del cubo “mágico” y la mayoría, al darnos cuenta de su dificultad, lo hemos dejado y nos hemos dedicado a otra cosa.

El cubo de Rubik se convirtió en los años ochenta en uno de los juegos de entretenimiento más populares. Fue inventado en Hungría, en 1974, por Ernö Rubik, un escultor y profesor de arquitectura. Aunque se puso a la venta en 1977, su verdadero lanzamiento comercial se produjo en 1980 y hasta hoy se han vendido más de 400 millones de unidades. De hecho se ha convertido en el juguete más vendido de todos los tiempos y está considerado por muchos como el mejor puzzle existente.

En su diseño original, conocido por “Cubo de Rubik” 3x3x3, las 6 caras del cubo están divididas en 9 cuadrados de un mismo color que se pueden cambiar de posición mediante rotación de sus secciones. Está formado por un total de 27 piezas o pequeños cubos que se articulan entre sí a través de un mecanismo central oculto en el interior del cubo. El objetivo del juego consiste en, partiendo de un cubo desordenado, lograr que todos los cuadrados de cada cara tengan el mismo color.



Interior del cubo de Rubik con su mecanismo central oculto

El número de estados o posiciones del que se puede partir es impresionante. Según Wikipedia, donde se puede encontrar la demostración matemática, existen 43.252.003.274.489.856.000 permutaciones posibles (más de 43 trillones de posiciones). Al inicio nadie se planteó cuantos movimientos harían falta para resolverlo pero en 1995 se descubre que para una posición determinada, llamada “superflip”, se necesitan al menos 20. En ese momento, se comienza a investigar y es cuando aparece el término “número o algoritmo de Dios”, forma con que los expertos llaman al número máximo de movimientos necesario para resolver de forma óptima un cubo tradicional de 3×3×3 en cualquiera de sus posiciones de partida.

Por la gran complejidad de su cálculo, el principio que guió la investigación fue la idea de que si Dios jugara a un puzzle como éste, utilizaría su capacidad para saberlo todo (omnisciencia) y aplicaría el camino más corto para su resolución. Al comienzo de la búsqueda se pensó que el “algoritmo de Dios” podría estar entre 18 y 80 para las posiciones iniciales más difíciles. Al poco tiempo, las universidades más prestigiosas se interesan por la resolución del problema y, mediante el empleo de algoritmos y técnicas informáticas, el número de movimientos necesarios se ha ido reduciendo en las últimas décadas hasta que este año el final del misterio ha quedado desentrañado.

En 1981, Morwen Thistlethwaite, profesor de Matemáticas de la Universidad de Tennessee, concluyó que el juego podía resolverse en 52 movimientos. Investigaciones posteriores fueron bajando el número, hasta que en 1995 Michael Reid redujo drásticamente la cifra y la situó en 29. Más tarde se conjeturó con que el “número de Dios” estaría entre 20 y 29. En 1997 ya se pensaba que se podría bajar de 27 pero la búsqueda no tenía los frutos esperados, pero un trabajo en el año 2007 de Gene Cooperman y Dan Kunkle (investigadores de la Universidad Northeastern de Boston (EEUU), con la ayuda del superordenador de su facultad, estableció el nuevo listón en 26 movimientos. En 2008, el matemático Tomas Rokicki demostró, con sus estudios en la universidad de Stanford (EEUU), que el cubo mágico se podía resolver en solo 25 movimientos y lo fue bajando hasta dejarlo más tarde en 22. Finalmente, este mes de julio pasado, un equipo de investigación multidisciplinar en el que estaba el propio Rokicki, ha logrado lo que parece ser la solución definitiva: 20 es el valor del algoritmo de Dios.



El equipo estaba formado por: Morley Davidson, responsable de investigación de la Universidad de Kent en Ohio (EEUU), John Dethridge, un ingeniero de Google en Mountain View, Herbert Kociemba, profesor de matemáticas de Darmstadt, Alemania, y Tomas Rokicki, un programador Palo Alto, California. El reto era resolver las 43.252.003.274.489.856.000 (más de 43 trillones) posiciones posibles, clasificándolas en 2.217.093.120 de conjuntos (más de 2.200 millones), cada uno con 20.000 millones de posiciones distintas. Su estrategia consistió en reducir este grupo, mediante la consideración de simetrías (de colores y rotaciones del cubo), a ¡¡solo¡¡ 55.882.296 de conjuntos (casi 56 millones de posibles combinaciones). Pero seguía siendo una cifra muy alta por la enorme cantidad de tiempo que requerirían los ordenadores normales para su interpretación. Es entonces cuando deciden recurrir a Google, cuya ayuda sería determinante en esta titánica tarea, que les cede, además de uno de sus ingenieros, parte de sus superordenadores con los que hicieron el trabajo equivalente a 35 años de un ordenador convencional. Al final, los investigadores se mostraron convencidos de que 20 era el “número de Dios” ya que las opciones de solucionarlo en más movimientos “cayeron a dígitos mínimos”. Ver toda la información técnica en http://www.cube20.org/.

Otro aspecto muy interesante del cubo de Rubik, pero lejos de la teoría matemática, son las competiciones de los speedcubers, como se denomina a las personas aficionadas a resolver el cubo de la forma más rápida posible. Aunque nunca fue concebido para competir, el reto era resolverlo, su interés ha suscitado que se organicen muchas competiciones en busca de la solución más rápida. El primer torneo internacional lo organizó Guinness de los récords, y se llevó a cabo en Munich en 1981. El ganador oficial, con una marca de 38 segundos, fue Jury Froeschl, nacido en Munich. El primer campeonato mundial tuvo lugar en Budapest el en 1982, y lo ganó Mihn Thai, un estudiante vietnamita de Los Ángeles con un tiempo de 22.95 segundos. Desde entonces las sedes de Toronto (Canadá) Orlando (EEUU) y Budapest (Hungría) han organizado el evento, que se celebra regularmente cada dos años. La destreza manual es tal que se alcanzan cifras tan asombrosas como tiempos «sub-10»: cubos resueltos en menos de diez segundos. La World Cube Association es la que mantiene el registro de los récords mundiales, siendo el neerlandés Erik Akkersdijk quien ostenta el récord actual con un tiempo de 7,08 segundos. Existe una Web oficial donde se puede ver como han ido mejorando estos tiempos: Récords mundiales y por países.

En España, el nivel ha subido mucho en estos últimos años, y existen varios speedcubers que empiezan a destacar a escala internacional. Además del campeonato nacional absoluto que se disputa de forma regular desde hace tiempo, se celebró hace poco el primer Campeonato Escolar con 15 colegios participantes.



El cubo de Rubik plantea un problema apasionante en el campo de la inteligencia artificial. Tal es su fuerza que hace poco el diseñador alemán Konstantin Datz ha creado un cubo dirigido a las personas con graves problemas de visión, en el que los colores de las caras han sido sustituidos por sus equivalentes en código Braille. No cabe duda que para muchos este juguete ha pasado de ser un simple pasatiempo a una verdadera obsesión.