martes, 27 de septiembre de 2011

Universidad Laboral Tarragona: Profesores y anécdotas

En la lejanía del tiempo solo quedan pinceladas de los recuerdos que cada vez que se evocan salen más y más reforzados. Se vuelven más intensos y ayudan a nuestra memoria a soltar lastre de aquello que tiene retenido con ganas de vivirlo de nuevo. Recuerdos grabados a fuego que solo necesitan de un pequeño empujón para salir a la luz.

En esa línea fluyeron, casi sin querer, las semblanzas de mi post anterior dedicado a la Uni de Tarragona. Estoy seguro que ahora al hablar de nuestros profesores pasará lo mismo, anécdotas incluidas. Unas vividas en primera persona, otras también pero recordadas por algún compañero, y unas pocas, las menos, ajenas y contadas por terceros, pero todas con un nexo común: fueron muy disfrutadas.


Vista aérea de La Universidad Laboral de Tarragona. Distribución de los Colegios

En tres años de convivencia son muchas las horas de estudio, muchas las asignaturas y muchos los profesores que estuvieron con nosotros. Ha pasado demasiado tiempo para recordarlo todo. La convivencia en las clases era muy normal, como no podría ser de otra manera, hasta repetitiva, muy sencilla, pero a veces se rompía la monotonía y se provocaban situaciones, unas cómicas, otras no tanto, con las que aún sonreímos desde la distancia.

¡¡Son tantos los buenos ratos pasados en aquellas aulas¡¡ . Situadas en los bajos de nuestro propio Colegio, el Jaime Balmes, eran nuestro centro de operaciones, con ligeras incursiones al recinto intercolegios, al lado de los campos de deportes, un conjunto independiente como ¡¡chalets adosados¡¡. ¿O fue a la inversa? ¿O al unísono? Que más da, a cada promoción le tocaba la distribución de sus clases de manera diferente pero todos pasábamos por el mismo aro. Hace poco me recordaba un gran amigo de esos años como estábamos colocados en aquellos pupitres llenos de historia, nuestra historia, que si pudieran hablar ……. Y empezaba a enumerar como si tal cosa: Calleja (“Pano”) y García-Casarrubios, sentados en la última fila al lado del pasillo, Ribera (“El Llaga) y Cabrera (“El Comodín”), delante, y Ardanuy (“El Farras”) y Ortega, más cerca de la primera línea. Al otro lado, y también atrás, estaban Pujalte y Matías, delante Izquierdo y Hernández, y ya casi viendo al profesor Dositeo y Palacios. Y así seguía como si nada. ¡¡Que memoria¡¡

En las aulas del Balmes “metimos” muchas horas. Sus amplios ventanales nos permitían ver la extensa calle que pasaba por detrás del colegio, mientras que en el pasillo unas grandes cristaleras asomaban al jardín interior donde tanto paseamos. ¡¡Que clase¡¡ y ¡¡Que clases¡¡ ¡¡Ay, si los pupitres hablaran¡¡ Pero mejor hacelo de nuestros profesores que es de lo que se trata.


Jardines interiores del Colegio Jaime Balmes. Al fondo, tras las cristaleras y el pasillo, las aulas de estudio

Recuerdo como si estuviera allí ahora mismo a Gonzalo Ferreró, “El Twist”. Nos daba clases de Matemáticas y también de Estadística. Ese apodo se lo pusimos por su forma de andar, muy “suya”, con contorsiones a cada paso, parecía ir bailando el twist, baile de moda, junto con el rock, de aquellos nuestros viejos tiempos. Aunque como ya dije en mi primer post, el baile que más éxito tuvo entre nosotros, por lo mucho que practicamos en los dormitorios, fue la yenka: “….1,2,3, izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, hacia atrás, 1,2, 3…”. Ferreró tenía un bigote a lo cepillo, una cabeza muy redonda y un pelo que alisaba con la mano cada poco porque le traía loco. Siempre estaba dando saltos y pequeños meneos, se movía sin parar. ¡¡Era el Twist¡¡. Tenía su lado simpático, y le gustaba mucho repetir una frase que enseguida se hizo famosa entre nosotros: “Oye, oye, Yeti, ¿a ti por qué te llaman Sala?” Fue protagonista de una curiosa anécdota, por no llamarlo de otra manera, cuando tuvo la “genial” idea de poner un examen trimestral el mismo día de Nochebuena, con lo que la mayoría de afectados, y más los de provincias lejanas, no podrían llegar a tiempo para cenar ese día con sus familias. Se montó una buena, incluso se pidió al Rector el cambio de fecha, pero ni por esas. El “Twist”, ni corto ni perezoso, se presentó, repartió el examen con las preguntas y problemas, y se quedó esperando. De pronto, como ya habían acordado antes, se encontró con que todos sus alumnos se cruzaban de brazos y, sin mover un solo músculo, le miraban fijamente. Fueron tan duras las miradas que salió a toda prisa corriendo y gritando: “¡¡¡esto es un conato!!!, ¡¡¡esto es un conato!!! Y así llegó hasta la oficina del Director del Colegio. Se armó un lío tan grande que al final dejaron marchar a todos de vacaciones. La desbandada fue completa y muchos no tuvieron más remedio que hacer autostop para llegar a sus casas. A aquellas horas y en esas fechas la posibilidad de trenes u otros medios no era fácil, más de uno lo pasó muy mal porque veía que no llegaría a tiempo. Por fortuna nuestra clase no estaba metida en el ajo y apenas nos enteramos del “follón”.


Victoriano Martín Urquizu, profesor de Higiene y Seguridad en el Trabajo. El año 1978 fue elegido Rector. Fotograma extraído de una cinta de vídeo.

Electrotecnia era una asignatura importante en nuestra carrera. Menos mal que José Juancomartí, con su experiencia en Talleres, puso mucho de su parte para hacer menos complicados los tomos de Morillo y Farfán, muy completos, un poco farragosos de explicar, pero no muy atractivos para el estudio. Su buen carácter y mejor hacer, sus apuntes sencillos sobre el diagrama del transformador y otros temas complicados, sus tablas y fórmulas para los ejercicios prácticos, hacían mucho más amenas las clases.

El comandante Eguía, con su uniforme inmaculado, voz grave, serio, sin mover un músculo, y sus frases de ingenio para cualquier situación, hacían del Inglés todo un divertimento. Como no acordarse de “Mr. Green, Mr. Brown and Tommy“, los personajes del “Mangold”, nuestro texto que nunca terminamos. Por nuestra poca atención y peor pronunciación siempre repetía la lección más de una vez. Su frase preferida en estos casos, y lo hacía de continuo, era “Borricot elevado al pozal”. Y eso que eran los primeros años en que las “suecas” empezaban a “animar” Salou, no muy lejano en nuestros paseos por la playa y donde los conocimientos de inglés eran muy apreciados. ¡¡Pero ni por esas¡¡ ¡¡Íbamos buscando “pescado” y nunca pasamos de un buen baño¡¡. A los que tardaban en contestar a sus preguntas les solía soltar una de sus puyas favoritas: “Te ha costado parir catorce meses como a las burras”. Menos mal que en los exámenes se hacía el despistado y el copiar era muy fácil. Algunos copiaban tan mal, que: ¡¡hasta se equivocaban de lección en lo que había preguntado¡¡


El Sr. Ros, profesor de Mecánica

“El Tormo” o el Sr. Ros, dos nombres para un mismo personaje, era nuestro profesor de Mecánica. Le conocíamos más por el nombre del autor del libro que por el suyo propio. Muy buena persona, químico, regordete y con bigote, explicaba lo que hiciera falta. Sus clases era una democracia avanzada y bien que nos aprovechábamos. Valía casi todo. Como cuando un “cachondo”, no se puede llamar de otra manera, expuso el “teorema del punto gordo”. Para los que no lo recuerden era aquel que decía: “Si por un punto pequeño pasan infinitas rectas, por uno gordo pasan muchas más”. Lo acogió, sin más, con una sonrisa. ¡¡Así era “El Tormo”¡¡.

También teníamos algunas asignaturas “rollo” pero no había más remedio que estudiarlas. Como aquella de Derecho del Trabajo que daba Fernando Urzaiz (+), con su puro, su cara de bonachón, un poco grueso, y siempre con la sonrisa puesta. Muy apreciado por todos, procuraba hacernos lo más agradable posible todo lo relacionado con artículos y leyes. Figura reconocida en todo lo relacionado con el derecho laboral le fue concedida años más tarde la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.

Una personalidad notable que también tenía una asignatura que se las traía, Higiene y Seguridad en el Trabajo, era Victoriano Martín Urquizu. Con su gran bigote negro, siempre parlanchín, presumía con razón de ser una persona hecha a si misma. Con él aprendimos la etimología de las enfermedades del trabajo, sobre todo las que acababan en “sis” como la carbonosis, la silicosis, la estomatitis, …aunque también había otras que no cumplían la regla, como la astenia, y nos costaban bastante más, salvo excepciones. Aún le recuerdo asistiendo a la fiesta que todos los años celebrábamos los asturianos con motivo del día de Covadonga, “La Santina”, donde siempre era uno de los grandes animadores. Extrovertido, su carácter contagiaba. Más tarde, le nombraron Rector en las primeras elecciones democráticas celebradas en el año 1978.


Fernando Urzaiz, profesor de Derecho. Fotograma extraído de una cinta de vídeo.

¡¡Que fácil nos hizo Castro la Geometría Descriptiva¡¡. Solo a algunos, porque no todos pensaban lo mismo, y no por el profesor. Una asignatura que muchos veían con gran prevención por su dificultad, pero que con sus apuntes, que nos dictaba, se veían las involuciones y otras formas geométricas de manera más sencilla. Serio, muy profesional, tenía su retranca aunque lo disimulase.

Palau , “El Baby”: ¡¡que personaje¡¡ Casi de nuestra edad nos explicaba la Hidráulica. Al principio lo pasó muy mal porque no le hacíamos mucho caso, pero enseguida cogió las riendas y se hizo respetar. Consiguió tener tan buena relación con el catedrático que nos tenía que hacer el examen oficial que la aprobamos muy fácil. Y eso que el “golpe de ariete” no siempre se nos dio bien. En el partido de futbol que celebramos en el campo del Nastic de Tarragona para festejar el Paso del Ecuador jugó de portero en nuestro equipo. ¡¡Siempre fue uno más de nosotros, sobre todo por la edad¡¡ Como le contó a más de uno, algún lío se montó con las demostraciones de sistemas de ecuaciones diferenciales. También confesó que había salido bien sus primeras experiencias con nosotros gracias a preparar a tope por las noches las clases del día siguiente. ¡¡Los comienzos son difíciles, pero tienen solución si uno se lo propone¡¡ Y ese fue su caso y nosotros encantados.

Que decir de la Electrónica. Tuvimos la gran suerte de contar con un pequeño gran genio: José Valls Miró. Un profesor muy joven que en aquel aula especial, de pendiente pronunciada, nos dio muchas lecciones magistrales. Casualidad o no, era el mismo aula que Geometría Descriptiva y los dos profesores se parecían en una cosa: ¡¡Hacían muy fácil explicar lo difícil¡¡ Aquellos sencillos apuntes elaborados por ellos mismos tuvieron mucho que ver.


Fernando Martinez-Bretón, a la izquierda, profesor de Materiales. Más tarde fue nombrado Rector. Está acompañado de Raimundo Lozano, Educador, a la derecha, y dos compañeros de promoción. Fotograma extraído de una cinta de vídeo.

Otro de nuestros profesores fue Fernando Martínez-Bretón, con bigote (en aquella época era muy frecuente), calvo y de frente “despejada”. Resistencia de Materiales su asignatura. Como no recordarle “machacando” en cada exposición el diagrama hierro-carbono, muy interesante y algo trabajoso de entender. En el año 1967, cuando ya nos habíamos ido en busca de nuestro futuro, fue nombrado también Rector. Y así siguió hasta el año 1977.

Como no quiero extenderme mucho más, porque espero hacer una segunda entrega, voy a citar solo de pasada a algunos profesores más; unos nos dieron clase a todos, otros solo a un aula y no a las dos, B1 y B2, que formábamos el curso, y otros, como en Música, solo a unos pocos, aquellos que pertenecían a las agrupaciones corales. De todos conocíamos sus andanzas o nos las habían contado, así que como un pequeño avance demos algún detalle.

En Dibujo estaba Fernando Boiset, simpático y con dotes de artista. Un excelente pintor, quizás por su paso por Bellas Artes. También David Corbella, más técnico, que ejercía con maestría, seguro que por sus orígenes. Con ellos mejoramos nuestra “técnica” para no emborronar con tinta china el papel, afilar el tiralíneas, buscarle una mejor posición, y sobre todo, lo más importante, aprendimos la base del dibujo industrial. También estaba LaureanoFernández Mesa, al que alguien le puso “La Foca”, y sus clases de Formación del Espíritu Nacional. Una anécdota muy sabrosa ocurrió cuando durante una batalla dialéctica con un compañero, éste le dijo “… si José Antonio levantara la cabeza les fusilaba a todos ustedes…”. Menos mal que la cosa no fue a más. ¡¡Eran otros años y otras ideas¡¡. Mencionar por último a Raúl Font. Le recuerdo bien, alto y delgado, aunque no con claridad su asignatura, era técnica, quizás Electricidad.


Vista exterior de los Talleres con sus clásicas naves en diente de sierra

Una parte de nuestra formación práctica la hacíamos en los Talleres, nombre que puede sonar rimbombante pero que una vez vistos eran lo más parecido a una fábrica. Estaban en unas grandes naves, independientes, de techos muy altos, en diente de sierra, con sus cristaleras y grandes lucernarios, diáfanos, para permitir el paso de la luz solar. Llenos de maquinaria y otros accesorios, cada uno se movía en ellos según su especialidad. Tenían un gran pasillo, elevado sobre el suelo en forma de balcón, a todo lo largo, que servía para “otear” el horizonte y ver quien trabajaba y quien no. También para las visitas. Muchos circuitos y portalámparas se montaron en sus tableros de aglomerado con aquel cable de algodón y pequeños aisladores de porcelana. ¡¡Cuantos circuitos de conmutación vieron la luz, y nunca mejor dicho¡¡ Eran los dominios de Juancomarti, Butet, un verdadero sabio, muy serio menos con sus alumnos que sabía como tratarlos, y algunos más. Se hacía de todo: radio, TV, voltímetros, máquinas de soldar, células solares, circuitos, ….. ¡¡Una gran fábrica¡¡

Una pequeña mención para aquellos profesores de actividades lúdicas, como la Música. Tenían sus clases en las aulas especiales del recinto central, feudo de José Antonio Calvo, pequeño, inquieto, haciendo siempre muecas y extraños movimientos de cabeza, pero que tocaba el piano divinamente; y sobre todo del entrañable Francisco Tous, con su “hosti, hosti, hosti”, simpático, un poco pícaro, lleno de sensibilidad artística, músico hasta la médula y alma mater del Ochote.


Eduardo Tous, profesor de Música, en una de sus actuaciones con el Ochote

Un recuerdo también para los profesores de Religión. Unos nos dieron clase y otros no, pero a los que veíamos a menudo en los largos paseos fuera de nuestras horas de clase. A los padres Merino, Virgili, Sampere y Laco, algunos de ellos muy activos en nuestras fiestas del Paso del Ecuador.

Dejo para el final a una parte muy importante en nuestra convivencia diaria: los Educadores. A diferencia del resto de las Universidades Laborales, en aquellos años la de Tarragona estaba gestionada por seglares. Convivían con nosotros durante gran parte del día y algunos tenían su residencia en el mismo colegio.

Virginio Olivares , más conocido por “El Adonis” o “El Guapo”, era el responsable del aula B1. Vestía con elegancia, siempre moreno, con su voz de actor de teatro. Persona cercana en las distancias cortas, casi siempre exigía una actitud de respeto que lo solía alejar un poco. Muy integrado en las actividades extraescolares, destacaba sobre todo en la organización de representaciones teatrales en las que solía ejercer de director de escena. Fue uno de los impulsores del TEU de Tarragona integrado en su mayoría por el cuadro artístico de nuestro Colegio Jaime Balmes. Dirigió obras como “Proceso a Jesús”, “El divino impaciente”, “En la red” y muchas otras. Era también un buen poeta y llegó a publicar varios libros años más tarde.


3ª Promoción de Peritos Industriales Eléctricos. Aula B2
José Rodríguez, “Pepe”
, fue el educador del aula B2 en los últimos años. Muy

joven, casi de nuestra edad, enseguida se integró con todos. Vivía en nuestro propio Colegio e impulsó muchas de sus actividades. Su habitación siempre estaba concurrida, a veces con veladas algo “sonoras” y otras no tanto. Hasta hace poco tiempo fue el alcalde de La Carolina (Jaén), cargo en el que estuvo bastantes años. Raimundo Lozano (+), fue otro gran educador, muy buena persona y gran amigo de muchos de sus alumnos una vez que acabaron los estudios. Estuvo en las fiestas del Paso del Ecuador recordando los tiempos de su convivencia y apoyo.
Antes de terminar, un recuerdo final para el Rector de aquellos primeros años: Alejandro Sanvisens Marfull (+), del que luego me enteré tuvo dificultades al marcharse de la Universidad. Sin embargo, por fortuna al poco tiempo retomó su carrera fulgurante llegando a ser Decano de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de Barcelona y uno los pensadores más reconocido en temas educativos.


Fiestas del Paso del Ecuador. En primer plano, con abrigo de espigas, Alejandro Sanvisens, Rector de la Universidad aquellos años. Detrás, Raimundo Lozano, y un poco más atrás, también con abrigo, Pepe Rodríguez, ambos Educadores.

Aquí termina esta pequeña semblanza de unos profesores y educadores que en gran medida ayudaron a forjar nuestro carácter. Hace algunos años, casi todos los que formamos parte de aquella 3ª Promoción de Peritos Industriales Eléctricos, y bastantes de nuestros profesores y educadores, nos vimos de nuevo en nuestra querida Universidad Laboral con motivo de la celebración de nuestras Bodas de Plata. ¡¡Que bueno resultó comprobar que la ilusión por aquellos viejos tiempos no había desaparecido. Se mantenía intacta¡¡

Ya finalizada la carrera, algunos compañeros, muy pocos, nos volvimos a encontrar en Alcalá de Henares y en Madrid, donde nos habían destinado para proseguir los estudios de Ingeniero Industrial. Pero eso forma parte de otra historia.

lunes, 5 de septiembre de 2011

El viento Sur, el viento loco, la salud y el efecto Foehn


Los que vivimos cerca de la cordillera Cantábrica sabemos muy bien que el viento Sur es fuente de antiguas leyendas. Por algo se le conoce como el “viento loco”, el “viento de las brujas” o algún otro apelativo similar.

Quien no ha justificado a un amigo, jefe o compañero, incluso a si mismo, cuando en un día de viento Sur se desmadra en su comportamiento y reacciona de manera imprevisible hasta el punto de decir: ¡¡Hay que perdonarle porque hoy está con viento Sur¡¡. Atenuantes que muchas veces no resisten un “pase” pero que obligan a mirar para otro lado si no se quiere entrar en una trifulca. Un intento de abandonar la “pelea” y echarle la culpa al viento, a veces hasta cuando no “sopla”. Todo forma parte de las “suradas” o “locuras” de un momento.

Hay un hecho cierto: el viento puede alterar el estado de las personas, tanto físico como psíquico. Antes de explicarlo veamos primero en que consiste el llamado efecto Foehn, una forma de entender su naturaleza.

Sabido es que el aire siempre lleva vapor de agua en una cantidad que varía según el lugar; por ejemplo, en un desierto habrá muy poco mientras que en una zona costera habrá mucho. El fenómeno Foehn se produce cuando una masa de aire cálido y húmedo se encuentra con la ladera de una montaña y se ve obligado a subirla para salvar el obstáculo. Como la temperatura disminuye con la altura, ese vapor, al enfriarse a medida que asciende, se transforma en nubes que muchas veces precipitan en forma de lluvia. Es entonces cuando el viento, casi sin vapor de agua en lo alto de la cima, se convierte en un viento seco e inicia el descenso por la otra ladera provocando el fenómeno inverso. Debido al gran contraste climático, las nubes comienzan a deshacerse, el tiempo se despeja, el aire se calienta, la humedad es escasa y la temperatura aumenta a medida que lo hace la presión. En esto consiste el efecto o viento Foehn (nombre alemán tomado de un característico viento del norte de los Alpes), un viento seco, muy caliente, sin vapor de agua, que se mueve a velocidades muy altas y de forma brusca.


La mayoría de las veces no toda la humedad originada en la ladera de entrada se convierte en nubes y lluvia, sino que parte de esas nubes pasan al otro lado, se “desparraman”, y al llegar a cierta altura, cuando se supera la temperatura de rocío, terminan por desaparecer. Se puede observar como bordeando la cima, en todo lo alto, quedan un conjunto de nubes “estabilizadas” que contempladas desde la distancia se asemejan a un “sombrero” o “parapeto”. Es lo que se conoce como el “efecto barrera”.

En el caso de Cantabria, el efecto Foehn, bastante frecuente, sucede con el viento Sur. La masa de aire húmedo y templado procedente del Océano Atlántico choca con su cordillera y comienza a escalar alturas de más de 2.000 metros. El aire se va enfriando a medida que sube de nivel (se estima que el descenso de temperatura puede ser del orden de 0,6 ºC cada 100 m.) que acaban en nubes y lluvia antes de iniciar el descenso por el otro lado. En muchas ocasiones se puede observar con nitidez como estas nubes se detienen y descargan en parte su humedad en su descenso hacia la costa.

Efecto barrera en un día de viento Sur en la Sierra del Escudo de Cabuérniga (Cantabria)

Desde la antigüedad se sabe que determinados fenómenos atmosféricos afectan a la salud; en particular el viento, y de forma muy especial el efecto Foehn, uno de los fenómenos meteorológicos más interesantes de estudio por su relación con las patologías mentales. Ya en el siglo VI a.C., Hipócrates decía que “el viento Austro (Sur) entorpece los oídos, oscurece la vista, carga la cabeza y deja el cuerpo lánguido y perezoso”. Hoy en día, la mayoría de los científicos piensan que una gran parte de la población resulta afectada por los cambios bruscos de temperatura, humedad y presión atmosférica.

Desde 1975, la OMS (Organización Mundial de la Salud), viene estudiando el efecto de estos vientos en las personas. El científico canadiense Fred Soyka, en su trabajo de investigación “El efecto de los iones o como la electricidad del aire rige la vida y la salud”, publicado en 1977, decía que la gran cantidad de iones positivos del “viento loco” genera en una primera fase, euforia, ansiedad e hiperactividad, para a las pocas horas terminar en insomnio, agotamiento, dolores de cabeza, incluso depresión, favoreciendo la aparición de actitudes violentas y agresivas.

Se dice que el viento Sur saca “locos” a la calle, la gente se trastorna un poco, y muestra a menudo su parte violenta. Los nervios están “a flor de piel” y se “salta” al instante, a veces con más vehemencia y “mala leche” que de costumbre. Se discute, se rompen amistades, hasta el tranquilo se pone nervioso y el supuesto “moderado” acaba perdiendo los “papeles”.

Estas situaciones son más frecuentes en otoño e invierno cuando se suelen registrar temperaturas anormalmente altas, llegando a alcanzar hasta 30 °C en cuestión de horas. El llamado “viento loco” o “viento de las brujas” aparece en todo el mundo: es el Siroco, en Italia, Mistral, en Francia, Puelche, en Chile, Sahara, en Arabia e Israel, Santa Ana en California, Fíen en Alemania, Chinook, en Canadá, “Viento Norte” o Zonda, en Argentina.

Existen multitud de anécdotas y situaciones curiosas acerca del viento Sur y sus efectos. Por citar algunas, unas de tiempos pasados y otras más actuales, unas ciertas y otras leyendas urbanas, recordar como en la Biblia se justifica el vil comportamiento del rey Salomón por el azote del “Hamsin”, que en árabe significa “viento venenoso”, un viento bochornoso cargado de arena; o en Suiza donde existen delitos que se ven atenuados si se producen durante el efecto Foehn; y algo más estrambótico, y seguro que leyenda urbana, cuando hace tiempo se solía achacar que el Atlétic de Bilbao siempre que jugaba en San Mamés con viento sur perdía o lo hacía muy mal. Luego hubo una época en que siguió pasando lo mismo y poco importaba el viento que hacía.

Entre las anécdotas más conocidas, no se puede llamar de otra manera, figura aquella en la que el viento Sur, a veces impredecible, servía también como excusa para desviar la atención de cosas más importantes. Son muy conocidas las “peroratas” de Miguel Ángel Revilla, expresidentes de la Comunidad Autónoma de Cantabria, ahora en la oposición, personaje popular, poco proclive a las tareas de gobierno, en las que arremetía contra los meteorólogos y sus predicciones. Cada vez que se acercaba un largo “puente” de vacaciones tenía la costumbre de proclamar a los cuatro vientos, nunca mejor dicho, las bondades del viento Sur, explicando de forma muy simplista, por otra parte muy normal en su caso, como cuando se acerca un frente atlántico con viento sur, las probabilidades de lluvia en la costa de Cantabria son mínimas a pesar de lo que digan los “expertos”. En este caso solía llevar razón, y todo por el efecto FOIN.

El viento Sur, conocido también como el “viento pirómano” por su capacidad para propagar incendios, fue el causante, en 1941, del mayor incendio habido en la ciudad de Santander que quedó arrasada en gran parte. También está en el origen de graves inundaciones por su facilidad para derretir la nieve, ocasionando imponentes riadas e inundaciones. De ahí su nombre de “comedor de nieve”, que hace que la lluvia a su lado se convierta en un efecto minúsculo.

A pesar de todo, el viento Sur también ha sido objeto de homenajes, como el ofrecido por el poeta Gerardo Diego, nacido en Santander, quien un poema homónimo, en el que pasa por alto sus connotaciones maléficas, dice:

No existe el aire ya. Las lejanías
están aquí al alcance de la mano.
Evidente es el mundo y tan cercana.
He aquí la densidad que apetecías.
La luz se cierne en mineralogías
tan de ardiente osatura y primer plano,
que me brota este grito sobrehumano:
Gloria al bramar de las montañas mías.
Es el viento que encrespa sus bisontes,
que en bravo alarde de torsión y ultraje
lomos restalla de olas y de montes.
El viento que me empapa de paisaje.
Sur, viento sur, enrólame en tu viaje
y ráptame en tus brazos de horizontes.

Es una pena que la sabiduría popular transmitida de boca en boca a lo largo de siglos se vaya perdiendo, y con ella nuestro conocimiento práctico de la meteorología. ¿Quién conoce hoy algo de vientos y su dirección sin mirar a la veleta? Muy pocos, y cada vez menos. Vivimos bajo una información del tiempo continua pero el conocimiento práctico de la atmósfera se está escapando. Cada vez son menos los que distinguen el nombre del viento que sopla y aún menos los que pueden confirmar la famosa frase: ¡¡mañana va a hacer un día espléndido porque …. lo ha dicho el pastor¡¡

Por fortuna, no a todo el mundo le afecta el viento Sur, ni tampoco en la misma medida a los que sí tienen problemas. Si viene la “surada”, por favor, que el posible involucrado cierre las ventanas, que eso si que nos afecta a todos.

domingo, 10 de abril de 2011

Reinosa, el pantano del Ebro y el pinar de Corconte

Una zona muy frecuentada en verano por los reinosanos es la que bordea al pantano del Ebro por la variante opuesta a la ruta a la playa de Arija. Esta nueva ruta, al igual que la de la ribera sur antes citada, permite visitar el interesante arte románico de la zona, practicar deportes acuáticos, darse un baño en el pantano y disfrutar de una buena comida en el pinar de Corconte, lugar idílico para terminar el recorrido y dedicarse al merecido descanso.


Reinosa tiene muchos alicientes en sus alrededores que con buen clima, lo que no siempre sucede, los hace muy atractivos. El pantano del Ebro siempre ha sido un lugar turístico no explotado con regularidad; es una pena porque reúne todos los ingredientes para pasar un día muy agradable, y más si el tiempo acompaña. Como todo va por modas o por años, hay épocas en las que esta zona tiene una gran afluencia de gente y suelen coincidir con fuertes campañas de promoción del windsurf y la vela en general. De gran tirón para gentes venidas de otros lugares como El País Vasco, Burgos, Palencia y León, saben que pueden disponer de un viento que no falla casi nunca durante los meses de mayo a agosto, un viento que procedente de San Vicente de la Barquera se encañona por el valle y entra directo al pantano. Suele aparecer al mediodía y dura hasta la caída del sol.

Práctica del windsurf en el pantano del Ebro

El recorrido por el que nos vamos adentrar está formado por pueblos muy pequeños y típicos con muestras de arte románico en casi todos ellos, que añadido a la belleza del embalse con su reserva de aves acuáticas, especialmente en la época migratoria, y las manadas de caballos y ganado vacuno pastando por sus orillas, configuran un bonito panorama a lo largo de toda la ruta.


Al pantano del Ebro también se le conoce por el mar interior de Cantabria, y más cuando hace años las comunicaciones no eran tan buenas como ahora y la gente del interior en vez de ir a las playas de Santander prefería pasar una jornada disfrutando de su entorno. Su ribera norte arranca muy cerca del pueblo de Requejo. Situado a la salida de Reinosa y a poco más de 5 kilómetros del nacimiento del río Ebro en Fontibre, merece la pena hacer una pequeña parada y visitar su iglesia de San Pedro del siglo XVII. Es también muy conocido en toda Cantabria por su Ronda “La Esperanza”, conjunto de mozos que cantan canciones campurrianas sin instrumentos y que han llevado su arte por muchos otros sitios, entre ellos Méjico y el Vaticano.

A sólo 6 Km. de Reinosa se encuentra el pueblo siguiente, Orzales, punto de reunión habitual de todos los aficionados a la vela; es muy normal ver sus acampadas por las explanadas de las orillas del embalse con todos sus artilugios desplegados al viento formando una gran hilera. Existe también una zona de baño que suele estar muy concurrida por la comodidad de acceder con el propio vehículo hasta casi la orilla y su corta distancia de Reinosa. En Orzales es muy famoso en toda la comarca su pan elaborado de forma artesana.



Ermita de la Virgen de las Nieves

De nuevo en ruta, al poco tiempo llegamos a Monegro. Si nos desviamos por un pequeño camino lateral de no más de 2 Km. de largo podemos ver a ambos lados un especial Vía Crucis formado por 14 mojones con azulejos de cerámica en el que se encuentran representados todos los pueblos del municipio. Al final del camino llegamos a la entrada del templo de la ermita de “La Virgen Las Nieves”, una parada obligada. La ermita, situada en una pequeña altura, ofrece unas vistas magníficas de todo el pantano y los pueblos de la zona.


Saliendo de Monegro, y volviendo a la carretera principal, seguimos nuestra ruta para antes de llegar a La Costana coger una pequeña bifurcación a la derecha que nos llevará a las aldeas de Villasuso y Bustamante; en esta última podemos visitar la famosa “Torre de los Bustamante”, la torre más alta de todas las de Cantabria. De la época medieval, a su lado tiene adosadas una serie de construcciones del siglo XV y también una pequeña iglesia.


Torre de los Bustamante. Al lado una pequeña iglesia

Dejamos La Costana y poco antes de llegar a La Población volvemos a tomar otro pequeño desvío hasta el pueblo de Lanchares. Conocido por sus paisajes y el frondoso bosque de robles que lo circunda, también destaca por su iglesia del siglo XVII y la llamada “Casa de los Arcos”, que según las leyendas del lugar perteneció a la Inquisición.


Salimos de nuevo y entramos al poco en La Población, un sitio obligado para una nueva parada, reponer fuerzas y tomar un buen aperitivo en “El Carloto”, mesón que da fama a la localidad. La calidad de los productos de la “matanza” y el vino típico de la zona ayudan a reemprender el camino con más energía. En La Población está ubicado el Centro Ornitológico con más de 70 especies de aves acuáticas en su entorno. Ofrece visitas guiadas por los alrededores del embalse, una de ellas a la laguna de Lanchares donde se construyó una pequeña presa para regular el agua y anidan especies singulares como el milano negro, el pato cuchara, el somormujo lavanco, la abubilla, la agachadiza común, el ánade real y la cigüeña común. También se acercan la garza real, el cormorán grande, el zampullín colorado, la gaviota reidora o el martín pescador. El embalse del Ebro fue declarado Refugio Nacional de Aves Acuáticas en 1987.

A muy pocos kilómetros de La Población se encuentra nuestro destino final: Corconte. A solo 24 Km. de Reinosa, y después de una ruta entretenida, nos espera un baño relajante, una deseada comida y una buena siesta, siempre apetece terminar en brazos de Morfeo mientras el ruido de los pájaros y los esquilones de los caballos y vacas nos sumergen en un oasis de paz y tranquilidad. Corconte tiene el aliciente de su pinar situado a la entrada del pueblo. Con su fuente, merenderos y área de descanso, unido a la arena fina que se extiende junto al embalse, invitan a disfrutar del ocio y los deportes durante el resto del día.


Pinar de Corconte a la orilla del pantano

Luego, si nos apetece, podemos visitar el pueblo, muy conocido por las aguas termales de su famoso Balneario que pronto cumplirá cien añoso, muy beneficiosas para los problemas de riñón, reuma y diabetes. Cuenta la tradición que un pastor de Reinosa que poseía un caballo al que tenía gran cariño decidió dejarle en libertad sus últimos días por los pastos de la zona porque ya estaba muy viejo. Su gran sorpresa fue ver a su caballo al cabo de poco tiempo con un aspecto muy lozano. Buscando la causa de aquella sorprendente recuperación averiguó que bebía las aguas de un manantial, al cual se atribuyeron tales propiedades regenerativas de manera casi milagrosa. Y es allí en esos manantiales donde se ubicó el Balneario.



Vista general del pantano con nieve en los alrededores

El calor de julio nos pide agua y la mejor respuesta la tiene el río Ebro que al poco de atravesar Reinosa remansa su caudal en un gran pantano. Muy frecuentado, permite a los lugareños y sus muchos visitantes organizar su tiempo libre en torno a unas vistas espectaculares y la práctica de los deportes acuáticos. El pantano del Ebro, uno de los más grandes de España, sino el que más, conforma un paisaje muy singular con sus aguas rodeadas de altas montañas, inmensas praderas verdes y a veces brumas que encierran una belleza melancólica y han dado paso a un refrán muy conocido por toda la comarca: Mañana de niebla, tarde de paseo.